Odnośniki
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[ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ] estado deseando preguntarte. ¿Por qué te sientes tan incómodo con los DeMarco? ¿Tiene algo que ver con el caso de negligencia médica que llevas? El brazo que Reeves mantenía en torno a los hombros de Olivia se tensó como el acero. Sí, tiene algo que ver afirmó finalmente. Me lo temía dijo ella pesarosamente . Por favor, dime que el médico demandado no es un profesional de renombre amigo de ellos el alma se la cayó a los pies cuando Reeves no contestó . ¡Reeves, no me digas que estás llevando una demanda contra un médico reputado! Voy a pasarle el caso a otro abogado dijo él gravemente . Pero solamente por el conflicto de intereses. El peso de la evidencia contra el médico indica a las claras que se trata de un caso de negligencia grave. Aceptaré tu palabra Olivia no quería entrar en una discusión en torno al caso . Pero me alegro de que vayas a pasarle el caso a otro abogado. ¿Has decidido hacerlo este fin de semana? No, hace semanas. Entonces, ¿por qué se mostraba tan tenso con Sissy y George? Ellos no tenían que saber necesariamente que él había tenido ninguna conexión con el caso. ¿No has podido encontrar otro abogado? No, hay una muy buena que se dedica a los casos de negligencia médica. No he hablado con ella aún, pero confío en que aceptará con gusto a mi cliente. Ya he hecho todo el trabajo preparatorio le explicó. Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 119 153 Carole Halston El orgullo del sur Olivia podía percibir la reluctancia en su voz. Era evidente que no le complacía especialmente tener que pasar el caso, tal vez debido a que había una fuerte suma de dinero en juego. Estoy segura de que a la larga será lo mejor dijo tranquilizadoramente . Con el tiempo, te alegrarás. Eso espero dijo él . He quedado con mi cliente el lunes. Bien. Así podrás intimar con los DeMarco con la conciencia tranquila lo abrazó . Y ahora olvidemos tu trabajo por un rato y vamos a mantener una conversación de almohada, ¿eh? Empezaré yo. Te amo, señor abogado y as de la pista de tenis. Te amo dijo él en voz baja, mientras alargaba un brazo para apagar la lamparilla y sumir la habitación en la oscuridad. Hoy me siento muy feliz le confesó ella . Más feliz de lo que me he sentido en años. Quiero hacerte feliz, Olivia. Ella deseó que su voz sonara también más feliz. Podría acostumbrarme fácilmente a dormir en la misma cama contigo dijo ella . Aquí estamos como un viejo matrimonio, yo con mi camisón y tú en ropa interior la mano de Reeves descendió por su espalda y Olivia se estremeció de placer . ¿Te he dicho alguna vez que tienes unas manos de lo más expertas y maravillosas? Hay cosas que merecen ser oídas muchas veces sugirió él en tono profundo e íntimo. La fatiga y el sueño de Olivia estaban desvaneciéndose por momentos. Puso su mano a trabajar y no tardó en descubrir que él estaba duro y excitado. No estás en condiciones de dormir observó ella. Reeves le estaba acariciando la piel desnuda por debajo del camisón. Su mano se deslizó entre sus muslos. Ella inhaló mientras él exploraba con dedos delicados y comentaba sus descubrimientos, murmurando: Tú tampoco estás en condiciones de dormir, que digamos. Me encanta que me toques ahí susurró ella y gimió cuando él le arrancó un espasmo de placer a través de sus caricias y frotamientos. Me encanta tocarte ahí& y en todas partes. Reeves gimió de intenso placer cuando ella comenzó a acariciarle íntimamente sin dejar de hacer comentarios explícitos y apreciativos. Siguieron con aquel gráfico diálogo de amantes mientras hacían el amor, pero era un diálogo lleno de matices e intenso afecto. Nada fue comparable al intenso gozo que Olivia experimentó cuando Reeves entró en ella mientras decía: Escaneado por Yolanda-Mariquiña y corregido por Escor Nº Paginas 120 153 Carole Halston El orgullo del sur Te amo, Olivia. Su clímax fue sólo un valor añadido. Reeves no había creído realmente nunca en el poder del amor, pero en aquel momento se había vuelto creyente. Había estado encaprichado con mujeres muchas veces, pero aquello era diferente. Era serio. Era alarmante. Por primera vez, Reeves entendió cómo un hombre podía llegar a traicionar principios, a comprometer ideales, a cambiar de forma de ser, por una mujer. Porque el que Olivia estuviera enamorada de él era un milagro que no se atrevía a creer hasta que no demostrara ser cierto y duradero. No podía acabar de aceptar que lo amara a él, al hombre que era. Pero Reeves deseaba con todas sus fuerzas ser el hombre al que ella pudiera amar, el hombre con el que deseara casarse. Si era necesario, se adaptaría al modelo de William Duplantis, porque, en el fondo, estaba convencido de que Duplantis representaba el marido ideal de Olivia: con éxito, educado, civilizado, altamente respetable. Cuanto más se pareciera a Duplantis y menos a Eric y Sam, sus ex prometidos, más posibilidades tendría Reeves de poner un anillo en el dedo de Olivia. Le caían bastante bien los Hymer, los Duffy e incluso los DeMarco. Con el tiempo, tal vez incluso le parecieran más interesantes como personas. Quizás se desarrollara entre ellos una relación más profunda. Acabaría por sentirse a gusto con ellos, sin tener que estar pendiente de portarse con el máximo de sofisticación. Aquellas reuniones sociales le resultarían agradables y no tan banales y superficiales. Lo importante era que Olivia se sintiera feliz y realizada. Reeves podía [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ] |
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